• Home
  • About
  • News
  • History
  • Literature
    • Poetry
    • Arcana Verba. Discovering words
  • Profile
    • Writers
      • Biographies
    • Historical Character
  • Review
  • Contributions

Dickens&Company

~ Literature, History and life

Dickens&Company

Tag Archives: II WW

Reseña: The Monuments Men de Robert M Edsel (Booket)

20 Sunday Apr 2014

Posted by Dickensandcompany in Literature, Review

≈ Leave a comment

Tags

Alemania, Arte, Booket, cultura, Editorial Destino, Edsel, Europa, expolio, II WW, Libros, nazis, obras de arte, reseña, S. XX, Tesoros, the monuments men

Después de haber escrito varios post dedicados a historias que contiene este libro, voy a hacer una valoración general del libro.

Portada de la primera edición española, editada por Destino.

The Monuments Men es un libro que se escribió en el 2009. Hasta entonces pocos han sido los libros que se han dedicado a hablar del expolio nazi, por no decir ninguno (excepto los que publicaron los mismos protagonistas de la historia). En España se tradujo en el 2012, pero no ha sido hasta el estreno de su versión en película cuando ha empezado este libro a tener una visión en el país (como siempre vamos: si no hay película no existe el libro). En fin.

Tal como indica en la portada, de la versión que sacaron a propósito de la película, es «la fascinante aventura de los guerreros del arte que impidieron el expolio cultural nazi». Durante las 565 páginas que contiene el libro, Robert Edsel nos cuenta la historia de un grupo de hombres, pertenecientes a la “sección”, no oficial, de Monumentos, Bellas Artes y Archivos del ejército Aliado. Su función fue la búsqueda de los depósitos donde los nazis guardaban todas las obras de arte (que incluyen no solo cuadros, sino también joyas, papeles y pergaminos, esculturas, muebles, etc.) que habían ido despojando, tanto a museos como a propietarios privados, la preservación de monumentos y edificios, a lo largo de todo el continente europeo; así como el embalaje, transporte, catalogación y clasificación, si era menester restauración, fotografía, archivo y devolución de las obras artísticas a sus países de origen

El libro se encuentra dividido en cinco grandes bloques, pero la historia se centra en el trabajo de diez de estos hombres en su misión, desde el Desembarco de Normandía, el 6 de junio de 1944, hasta el Día de la Victoria aliada en Europa, mayo de 1945.

Me ha encantado y fascinado todas las historias que alberga dentro. Se narran cosas de las cuales jamás había oído hablar. Cuando nos hablan de la II WW, siempre se habla de lo mismo. Sin embargo, en cuestiones culturales durante la II WW solo conocía la idea de la quema de libros que las autoridades alemanas habían llevado a cabo. Sabía que habían expoliado obras de arte, pero jamás imaginé la cantidad tan desorbitada e inmoral de obras de arte que robaron. En el capítulo 54 del libro, el autor lo deja claro cuando indica que los Aliados descubrieron más de mil depósitos, y sólo en el sur de Alemania, los cuales llegaron a albergar millones de obras de arte y otros tesoros culturales y nacionales: campanas, vidrieras, objetos religiosos, archivos municipales, manuscritos, libros, bibliotecas enteras, vino, oro, diamantes e incluso colecciones de insectos; todo esto sin tener presente las decenas de miles de obras que no se encontraron o las que no se pudo evitar su destrucción (como por ejemplo, la colección personal del jefe de la SS, Heinrich Himmler, que fue quemada por las tropas de asalto de las SS antes de que las tropas británicas pudieran intervenir).

La obra está escrita sobre la base de una amplia bibliografía, que consiste en memorias escritas por los propios hombres de la Monumentos, así como la recopilación de cartas personales conservadas, que fueron enviadas durante las misiones; ampliada con la información procedente de informes administrativos y sobre todo de las entrevistas que el autor tuvo la ocasión de hacer a varios de los supervivientes y familiares. En este aspecto el libro llena un silencio que ha durado varias décadas. Pero a partir de aquí considero la necesidad de que se publique más información. Digo esto porque este libro se queda corto, hay mucha más información, muchos más detalles que, evidentemente, el autor tuvo que omitir.

Lo que hicieron los hombres y mujeres de la sección de Monumentos fue tan importante que se necesitarían escribir varios libros. El libro sabe a poco, pues mientras vas leyendo se nota que lo que el autor cuenta es una simple síntesis de todo lo que se sucedió entonces. Hay cientos, miles de historias, una historia casi por cada objeto de arte expoliado. Además, el autor solo se centra en los personajes estadounidenses que participaron en la sección. Por tanto, se necesitarían escribir libros contando las hazañas de los soldados de otros ejércitos que no fuera el americano. En este punto, el libro tiene un aspecto negativo, puesto que considero que el libro da una visión parcial de la historia, es decir, una visión estadounidense. Vale que el autor sea estadounidense, yo eso lo entiendo, pero que de los 10 protagonistas, 6 son estadounidense, dos franceses (Jaujard y Valland) y solo uno británico (Balfour); 90 % de las historias que cuenta Edsel están protagonizadas por éstos. En el libro los héroes, los líderes de la sección, los que tuvieron el papel esencial son los estadounidenses, cuando en realidad la sección de Monumentos contó con más de 300 personas pertenecientes a 13 países distintos y todos con un papel fundamental en el rescate y conservación de las obras de arte robadas por los nazis.

En general es un libro muy ameno, con una narrativa fácil de leer y de seguir, ya que escasea en tecnicismos. Aunque nunca se haya leído nada sobre la II WW no es difícil seguir el contexto histórico de la guerra, ya que entremedias del relato principal, el autor va explicando el avance de la misma. Recomiendo la lectura de este libro si os interesa la cultura, el arte en general o la historia de la propia cultura. A mí me ha encantado.

Quiero hacer una observación negativa, pero no al libro, que es estupendo, sino a algo que se dice en el libro, y que forma parte de la Historia. A lo largo del libro el autor deja claro que la labor de los hombres de Monumentos fue la recuperación, protección y devolución de los tesoros nacionales. Intención que queda diluida cuando hacia el final del libro el autor explica que las posesiones personales de Hitler están dispersas por diferentes instituciones culturales estadounidenses. Por ejemplo, la mayoría de los libros de la biblioteca personal de Hitler se encuentran en la División de Libros Raros y Colecciones Especiales de la Biblioteca del Congreso, y otros ochenta han pasado a la colección de Libros Raros de la Biblioteca John Hay de la U. de Brown. Por el otro lado, las pinturas y acuarelas del líder alemán se guardan en la Colección de Arte del Ejército del Museo Nacional del Ejército Estadounidense. Mientras que los duplicados originales de su testamento político se encuentran en los Archivos Nacionales de College Park, Maryland. No sé las circunstancias de dicha posesión, es decir, si fueron tomados sin permiso o si fue el posterior Estado alemán quien se las cedió, pero para mí están dispersas por todo el territorio de Estados Unidos cual trofeo de guerra. Es un indicio de la intención que EEUU ha llevado desde el fin de la II WW.

Saludos.

Diario de guerra (III): el rescate

11 Friday Apr 2014

Posted by Dickensandcompany in History

≈ Leave a comment

Tags

Altaussee, George Stout, Historia, II WW, Madona, Miguel Ángel, the monuments men

¿Os acordáis que en un post anterior contaba la historia de la sustracción nocturna (y con alevosía) de la Madona de Brujas de Miguel Ángel por parte de tropas nazis en su repliegue a su patria durante la IIWW? ¿Qué fue de ella? Estamos de acuerdo en que al final la estatua volvió a su lugar de origen, pero ¿qué pasó con ella tras su secuestro?

La famosa escultura de Miguel Ángel. La única que salió de Italia en vida del autor.

Hitler se había pegado un tiro el 30 de abril y el 7 de mayo los alemanes presentaron su rendición incondicional en Reims. Los aliados habían ganado oficialmente la guerra. Los chicos de la sección de Monumentos ya habían localizado cientos de depósitos, pero todos de menor importancia. Faltaban los grandes, donde se habían guardado las grandes obras maestras de todos los tiempos. Altaussee era uno de ellos.
Cuando llegaron a la mina de sal de Altaussee el 12 de mayo, Robert Posey y Lincoln Kirstein, dos destacados miembros de la sección, ya sabían que allí se localizaba el segundo mayor depósito de atesoramiento de los nazis. Allí, en el corazón de la montaña, tras varios kilómetros de pasajes y túneles con bifurcaciones dominados por la oscuridad y la humedad, se localizaba una amplia cámara con el techo de piedra, donde se encontraba, entre otras miles y miles de obras, la Madona de Brujas. Las linternas de acetileno iluminaron a una estatua tumbada de lado sobre el ya mugriento colchón con el que la habían protegido cuando salió de Bélgica.

Momento del rescate en la mina de Altaussee. En la foto se ve a George Stout, el director de la sección, con bigote. Foto de: http://harvardmagazine.com

Fue una de estas cosas del destino, o no, que hizo que esta escultura, y el resto del tesoro de Altaussee, continuase viva para la posteridad. La Madona llegó a esta mina en octubre de 1944 tras su traslado desde Bélgica en barco y luego por estrechas y empinadas carreteras hasta llegar al corazón de los Alpes austríacos, donde se localizaba el depósito. Tras ella, la llegada de nuevos tesoros fue incesante y en aumento cuanto más acorralados se sentían los nazis por el avance aliado. El 13 de abril de 1945 a la mina llego un cargamento de ocho cajas con la siguiente etiqueta: “Atención, mármol, no dejar caer”. Sin embargo no contenían mármol sino bombas de quinientos kilos. Objetivo: destruir la mina para que las obras de arte no llegaran a manos de los aliados. En un hilo pendió un gran legado del pasado de la humanidad. Gracias a la fortuna y al ingenio de varios hombres, que veían la importancia de ese depósito, evitaron la aniquilación total tanto de las obras de arte como de la mina de sal, sustento de las comunidades vecinas. Estos hombres, en un favor para que las generaciones venideras pudiésemos contemplar ese pasado que ha venido a caracterizar y definir a la mente humana, tapiaron las entradas de la mina con cargas de dinamita.

The Monuments Men de Robert M. Edsel (Ed. Booket, 2012)

Diario de guerra (II): el enemigo también esta en casa

30 Sunday Mar 2014

Posted by Dickensandcompany in History

≈ Leave a comment

Tags

Aliados, cultura, expolio, guerra, II WW, nazi, obras de arte, Partido Nazi, Richard Courtney, robo de arte, siglo XX, the monuments men

El soldado Richard Courtney se sentía frustrado. Como el resto de compañeros de campaña, venía jugándosela en primera línea desde Normandía. Había traspasado el anillo de fuego alemán en las playas y había sobrevivido a la Línea Siegfried. Había luchado por ganar Aquisgrán y había vuelto a luchar por reconquistarla tras la batalla de las Ardenas. En esos momentos llevaba a cabo el registro de una casa rural al otro lado del Rin [es decir al otro lado de la línea enemiga], y aunque llevaba nueve meses luchando, todavía le costaba creer lo que veía. La casa pertenecía a un dirigente del Partido Nazi, y mientras pasaban de una habitación a la siguiente contemplaban boquiabiertos las extraordinarias colecciones de pintura, cristalería, plata y esculturas. Era evidente que el coleccionismo de arte estaba en boga entre la élite nazi.
Pero cuando el soldado Courtney se quedó de veras aturdido fue al entrar en el sótano y ver, apilados hasta el techo, una serie de cajones de la Cruz Roja destinados a los prisioneros de guerra que tenía el ejército alemán. ¿Para qué quería un alto oficial nazi galletas y tiritas? Cuanto más observaba las cajas, más crecía su cólera. Finalmente, agarró una palanca y empezó a romperá cosas: cajas, espejos, porcelana, obras de arte, candelabros. Nadie intentó detenerlo.
– ¿A qué ha venido eso?- le preguntó uno de sus compañeros cuando se le hubo pasado el arrebato.
El soldado Courtney dejó caer la barra y contempló la destrucción que lo rodeaba.
– Lo he hecho por los compañeros que están en los campos- respondió.

Queda claro en el relato anterior que en una guerra no hay un bando bueno y un bando malo. Una vez iniciada una guerra las barbaridades y los destrozos vienen de la mano de aquel que participa en ella, da igual el bando en nombre del cual luche.
Las cajas de la Cruz Roja, así como sus camiones, habían sido utilizados por los nazis en su huida para llevarse consigo todos los tesoros artísticos posibles; utilizados con el objetivo de disimular el expolio que estaban cometiendo. Por otro lado, el soldado del relato anterior, como hombre que era, al igual que lo eran los nazis, había sucumbido al instinto animal del hombre. Por tanto, se había puesto al nivel de los soldados nazis que habían expoliado esas mismas cajas.

Merkers (Alemania), 12 de abril de 1945. Momento en que varios generales del ejército estadounidense, entre ellos George S. Patton Jr y Dwight D. Eisenhower, encuentran un zulo donde los nazis escondieron obras de arte.

El texto en cursiva ha sido extraído del libro The Monuments Men de Robert M. Edsel (Booket), p. 322-333.

Diario de guerra (I): La Madona de Brujas

13 Thursday Mar 2014

Posted by Dickensandcompany in History

≈ 2 Comments

Tags

Aliados, Arte, Balfour, Belgica, Brujas, escultura, guerra, Historia, II WW, Italia, Madona, Miguel Ángel, Normandía, Renacimiento, the monuments men

Todos habremos visto alguna vez, ya sea en vivo o en fotografía, esta famosa escultura (bueno por si acaso hay alguien que no, pongo una foto aquí abajo).

La famosa Madona de Brujas, por suerte intacta

Esculpida por el capresani Miguel Ángel entre 1501 y 1504. Se piensa que fue llevada a Brujas (Bélgica) en 1506 gracias a la compra de unos mercaderes flamencos, por tanto, fue la única escultura que salió de Italia en vida del autor.

Eso es una parte de la historia de la obra. Ahora quisiera contaros otra parte de su historia, menos conocida. Nos situamos a finales de agosto de 1944, el Desembarco de Normandía ya quedaba atrás hacia varios meses,  y el ejército Aliando había roto el “Anillo de Acero” que rodeaba dicha ciudad, y dirigía su avance hacia el Este. El 28 de agosto liberaron Paris y el 2 de septiembre los Aliados llegaban a Bélgica. El enemigo había abandonado las armas y huía en dirección a su país. Sin embargo antes de irse se llevaron algo que no era suyo.

Brujas, altas horas de la madrugada, oscuridad máxima (por la prohibición de encender las luces para no dar pistas al enemigo) en las calles y en las casas. Unos golpes insistentes en la puerta de la sacristia de la catedra de la ciudad despertaron al sacristán. Al abrir encontró en la oscuridad más de una veintena de oficiales de la Marina alemana montados en varios camiones.

–          Tenemos órdenes – dijo el alemán-. Nos llevamos el Miguel Ángel para protegerlo de los estadounidenses.

El deán y el sacristán, ambos con ropa de noche, acompañaron, a su pesar,  a los soldados a la catedral y abrieron sus gigantescas puertas. A fuera, las calles presentaban un silencio contenido previo a un estallido.

–          No podrán sacarla de Brujas –le dijo el deán al comandante-. Los británicos ya están en Amberes.

–          No se crea todo lo que oye –repuso el alemán-. Todavía queda una vía.

Una vez dentro, actuaron con celeridad. Abrieron las puertas del cuartito donde escondían la escultura, construida ex profeso, brillando bajo los focos de sus linternas y mostrando la nobleza del rostro y las ropas de aquella radiante estatua de escala real, labrados por un genio del Renacimiento. El comandante dijo que solo quería contemplarla por última vez, ya que durante todos los años de ocupación había tenido una fotografía de la escultura en su mesa. Cuando terminó de admirarla ordenó traer los colchones para “protegerla” de las bombas aliadas puesto que «los estadounidenses no son como nosotros; son unos salvajes».

El sacristán se santiguaba y murmuraba plegarias, sin atreverse a mirar cómo la estatua se tambaleaba en el pedestal. Los marineros sujetaban el colchón mientras la estatua, de 1,20 m de altura, se deslizaba hacia delante, aunque el peso del mármol los derribó al suelo. Pese a la caída, la estatua seguía intacta, o eso parecía.  Mientras tanto, otro grupo de soldados empezaron a retirar cuadros indiscriminadamente hasta que tomaron con uno demasiado grande:

–          Éste es demasiado grande – gritó uno de los marineros-. Necesitamos una escalera más alta.

–          Baja la voz- ordenó el comandante-. Inténtelo otra vez.

La Madona ya estaba casi en la puerta.

–          Imposible, mi comandante- dijo el de la escalera.

–          Dejadlo ahí- dijo el comandate. Eran las cinco de la mañana y no había dormido en toda la noche. Todo por una estatua-. Olvidaos del cuadro, no es importante. Cargad todo lo demás.

Para subir la estatua a la caja del camión necesitaron otra media hora. Los soldados se apiñaron en el segundo camión y los cuadros en el tercero. Los tenues rayos del alba empezaban a acariciar el horizonte flamenco; desde el umbral de la puerta lateral, el déan y el sacristán observaban cómo la Madona de Brujas, la Virgen de Brujas, la Madona de Miguel Ángel desaparecía por el callejón derecho, posiblemente para siempre.

Ocho días después del robo y pocos días después de la entrada triunfal de los británicos en la ciudad, llegó Ronald Balfour, oficial de la sección de Monumentos, Bellas Artes y Archivos del ejército Aliado. Había faltado bien poco. La Madona se les había escurrido entre los dedos en alguna parte entre Brujas y mar abierto.  Lo único que le pudo decir al sacristán es prometerle que la encontrarían.

Por suerte, conocemos el final de la historia: hoy se conserva en la iglesia de la cual una vez fue extraída, sana y salva.

__________

Esta historia y otras más sobre saqueos y destrucción de obras de arte durante la II WW son contadas en el libro The Monuments Men, escrito por Robert M. Edsel y Bret Witter (2009). Los datos técnicos son de: Miguel Ángel. Pintor, escultor y arquitecto, editado por Angelo Tartuferi en ATS Italia Editrice (2004)

Recent Posts

  • Nueva colaboración: “La obra fotográfica de Gabriel Casas en Palma”
  • Historia de la Fotografía (I): ¡El poder de la imaginación!
  • Catalina de Aragón, una culta y devota esposa
  • Nueva colaboración en el periódico Última Hora (Mallorca)
  • ¿Qué tienen en común Marilyn Monroe y Manuel Vicent?

Sociales

  • View Dickensandcompany’s profile on Facebook
  • View @anamayacmn’s profile on Twitter
  • View @khrismartinsson’s profile on Instagram

Visits

  • 17,504 visitas

Instagram

No Instagram images were found.

Reading this book

Etiquetas

Albert Camus Aliados Alta Edad Media Ana María Matute Arte Azorin bibliofilia Biblioteca Buquinistas cultura Dia Internacional de la Poesia Donna Leon Día del Libro Editorial Calambur Editorial Critica Editorial Forcola Editorial Gigamesh Editorial Minotauro Editorial Plaza & Janes Edsel Enrique VIII expolio fallecimiento Festín de cuervos Francia Generación del 98 George R. R. Martín Gran Guerra guerra Historia History Humphrey Carpenter II WW Inglaterra Irlanda islandia I WW J. R. R. Tolkien Jesus Marchamalo John Garth John Ronald Reuel Tolkien Libros Literatura Literatura americana literatura española Literatura francesa Literatura infantil Literatura inglesa Literature Madona madrid Miguel Ángel Muerte entre lineas Novedades obras de arte poema poesia poeta poetry reading Recomendaciones reseña Review Rusia siglo XIX siglo XX the monuments men Tolkien Tormenta de espadas vikingos WWII xavier moret zar ¿qué estás leyendo? Última Hora

Blogs que sigo

  • History... the interesting bits!
  • Fotografía DSLR
  • En busca de la fotografía perfecta
  • La buena vida - Café del libro
  • Photographer
  • paullusmetellus
  • Curiosidades de la Historia
  • Tempus Fugit
  • Literatura nórdica
  • Tolkienología
  • escrilia
  • Diez Mil Horas de Trading
  • Norse in the North
  • Bristoleños.com
  • Nisaba
  • Acumulando polvo en la estantería
  • Arkeoo
  • The Valkyrie's Vigil
  • The Writes of Womxn
  • BREVITY's Nonfiction Blog

Your comments

Maria on Reseña: “María Tudor. La…
Dickensandcompany on Isabel de Rusia. La batalla po…
Felipe on Isabel de Rusia. La batalla po…
Juliana Amavet on Reseña: “Libros, buquini…
Dickensandcompany on Mis lecturas del 2014

Create a free website or blog at WordPress.com.

History... the interesting bits!

Fotografía DSLR

Un lugar para hablar de fotografía: técnicas fotográficas, photoshop, libros, drones, películas, etc.

En busca de la fotografía perfecta

Espacio dedicado a la fotografía

La buena vida - Café del libro

Premio Librería Cultural 2018

Photographer

Khris Martinsson

paullusmetellus

a la recerca de recursos didàctics sobre l'Antiguitat

Curiosidades de la Historia

Relatos breves para entender la Historia

Tempus Fugit

✴️ El blog de las historias que cayeron en el olvido ✴️

Literatura nórdica

Un blog de Aurora Boreal

Tolkienología

Blog de crítica histórica y mitológica sobre el universo fantástico de J. R. R. Tolkien

escrilia

Apuntes sobre escritura de ficción

Diez Mil Horas de Trading

Norse in the North

Old Norse and Viking Studies at Durham, York and Leeds

Bristoleños.com

Consejos, trámites, información y noticias para vivir en Reino Unido

Nisaba

Lengua, edición, diseño y tecnologías de la palabra

Acumulando polvo en la estantería

Literature, History and life

Arkeoo

Arkeoo is the new smart, simple & fast way to find archaeological digs around the world.

The Valkyrie's Vigil

Un rincón para encontrarse con los vikingos. Anécdotas, historia, bibliografía y mucho más de la mano de una historiadora amante de los vikingos.

The Writes of Womxn

A celebration of female and non-binary writers and their work

BREVITY's Nonfiction Blog

(Somewhat) Daily News from the World of Literary Nonfiction

Privacy & Cookies: This site uses cookies. By continuing to use this website, you agree to their use.
To find out more, including how to control cookies, see here: Cookie Policy